Sunday, November 19, 2006

Apinado

Anoche en la fiesta de los mejicanos no debia haber bebido tanto. Ahora tengo dolores por todo el cuerpo, un diente partido, una chaqueta desaparecida, dolores en el estomago y en la cabeza y una imagen de una chica clavada con una chincheta en el corazón.
Maldigo a los escoceses por inventar el guisqui y a los mexicanos por invitarme a la fiesta. Aunque nadie sera tantas veces maldito como yo, que volvia casa como contaba en las primeras lineas pero ademas mal follado. Y digo mal porque me calificaron de mal follador, y eso me duele mas que la cabeza, que el estomago y que la carne tras el hueco donde antes de ayer se encontraba aun mi diente. Aquella chica, maldita tambien, a la que despues de sacarle los restos de vomito de la boca se la limpie con una transfusion de mi boca. Para asegurarme de que ningun otro pedazo de alimento regurcitado de sus entranyas se encontrase ente sus ropas tuve que quitarle todas ellas. Y despues de quitarle el sujetador y darme cuenta de que no llevaba braguitas ni tanga, ni ningun otro artículo de lencería, me puse tan cachondo que me baje yo tambien mis pantalones urgido por un miembro que ya se erguia paralelo al suelo. Y con ella sentada pseudoinconsciente sobre la banyarme, comenzar a entrar y salir en ella, tratando de transmitirle toda mi excitacion y desenfreno. Los golpes de mi mano contra el borde de la banyera apenas se oian entre los golpes de los borrachos que, a veces en espanyol, sometimes in englisch und manchmal auf deutsch reclamaban entrar a vertir sus fluidos usados en el diminuto y oscuro cuartito. Tuve que apresurarme en mi afan, y finalmente logre en parte mi objetivo extrayendo un par de gemidos muy leves de la ruba de las mechas hacia el lado y los ojos cerrados. La ayude a vestirse de nuevo llevado por las prisas mientras que con la otra mano acababa de apartar de mi miembro los restos de semen y lanzaba el trozo de papel y lo lanzaba en alguna esquina del cuarto de ducha.
Sali coriendo dejando a Jana tras de mi (le puse el nombre de la actriz que anuncia el gel al que miraban mis ojos mientras la penetraba). No volvi a verla pues aunque ella comenzaba a alzarse y a recuperar la conciencia tras de mi, no me gire para ver su expresión. Su voz sin embargo se clavo en mi espalda como un dardo enamorado: "nunca antes me habian follado tan mal".
Y esa voz siguio resonando en mi cabeza mientras bajaba las escaleras, mientras abria la puerta de madera verde necesitada de una mano extra de pintura, tras cerrarse las puertas del metro y seguia buscandome, metiendose entre mis sabanos junto con mi aliento a alcohol y mi respiracion dificultosa.
Y ahora mientras camino por el mercadillo, ya lo he olvidado todo. Me paro en un puesto que controla un tipo con cara de indio cansado del mundo y del exceso de drogas consumidas en 3 o 4 continentes distintos. Buscando entre discos de rock escandinavo encuentro una versión inédita del concierto de Turbonegro en Atenas, aquel en el que el marinero saluda al publico mostrandoles el tatujaje de Popeye en su poya apoyada sobre una griega con pircings y sin pelo.
Mi mano izquierda busca mi pin de turbonegro sobre mi pecho derecho, sobre la camiseta negra cuyo dibujo ya nadie puede reconocer. Pero mi puto pin de Turbonegro no esta en su puto lugar.
Mi dolor de cabeza se convierte en un grito de dolor prolongado que se exterioriza en una patada al perro de un punki que vende vino caliente a mi lado. Un popero de Alicante me llama maltratador y estoy a punto de darme de hostias con los dos a la vez. Al final me separan y perdono sus caras intactas solamente porque necesito otro puto pin de turbonegro. Como cojones puede andar por la calle sin el puto pin de Turbonegro el Hijodeputa maximo, presidente de la sección de Turbonegro de Mislata?
Cagandome en Dios en todas sus versiones, personas, nombres e imagenes recorro el puto mercadillo buscando los puestos de pins y empujando a modernos impuestos, esclavos de las modas y okupas de la calle. Al final encuentro al chino sin dientes pero con cresta verde que vende los pins. El asiatico cabron me dice que la jodida seccion de pins de rock escandinavo la vende solo Jans, un abuelo melenudo de pelo blanco que era locutor de un programa de radio sobre jazz en la Alemania del Este hasta que llego la televisión y descubrio que todas aquellas personas que hacian esa música que a el le gustan eran de la misma raza que casi todas las que viven en el continente que queda al sur del mediterraneo. Desde entonces se dedica a vender merchandising de musicos de estilos de musica de mayoria blanca, medio loco y alcoholizado, viajando de mercadillo en mercadillo en la ciudad que decide un viejo atlas escolar en el que la mitad de los paises ya no existen. Despues de una puta discusión acalorada con el chino mellado, consigo la direccion del viejo, alojado en una pension de mala muerte del barrio gay.
Mecagoenlaputamadre en el autobus de camino, porque las baterias de mi reproductor se acaban y no puedo seguir escuchando musica. La mala hostia es lo unico que me diferencia de un robot resacoso y con un diente menos. Llego a la puerta del motel y la abro de una patada. El turco que trabaja en la recepcion debe cobrar tan poco que se la suda si estropeo la puerta o la convierto en mil anyicos de madera mojada, y sube el volumen del televisor que ve.
Me da igual si pierdo todos mis otros dientes, yo solamente quiero mi pin, quedan menos de 30 euros para mi concierto numero 32 de Turbonegro, y esa era el número de Magic Johnson. No puedo perderme el showtime, o peor aun asisitir a el sin mi pin preferido.
Mi estomago revuelto me tira de un cordón y me lleva a un pasillo que gira a la derecha, Entro y tras 3 puertas me paro. Huele a sudor, a alcohol macerado y a algo mas que me resulta tan familiar como apestoso, y que no logro identificar. Frente a mi una puerta entreabierta. De la habitacion surgen gemidos y ruido de muelles. Veo la maleta antigua llena de pegatinas de Lynird Skynird y otras bandas de rock surenyo. Mi dolor de estomago se acentua hasta hacerse insoportable, pero al mismo tiempo la idea de recuperar mi pin calma mi repertorio de maldiciones. Avanzo unos pasos mas y de pronto me paro. Tambien mi dolor de cabeza, de barriga, y todos los sistemas internos de mi cuerpo. Frente a mi en el suelo, una camiseta y un pantalon que no hace mucho tiempo veia. Y a su lad0 un sujetador negro, con restos de vomito por encima, Y justo encima del lugar donde deberia encontrarse el pezon izquierdo de su propietaria, mi puto pin de Turbonegro.

Wednesday, November 08, 2006

Miradas especulares

El dia de hoy, me cruce con mis otros yos. No hubo perturbaciones espacio-temporales, no cambio mi aspecto ni mi mundo. Solamente los vi, a todos ellos, cada uno en un lugar de esta ciudad por la que transito. Cada uno de ellos tenian mi misma voz, los mismos ojos, y aunque, mas gordos o delgados, todos poseian la misma estatura. Con cada uno de ellos crucé la mirada exactamente 7 segundos, uno por cada dia de la semana. Y a cada momento después de este encuentro, tenía la certeza de que iba a relatarlo en mi blog. Deberia haberlo hecho en el confidencial de mi antiguo barrio, pero una fuerza extranatural me forzó a abrir este nuevo de título tan obvio. Y solo escribiré esta semana. Dentro de 7 segundos, de 7 minutos, de 7 horas o quizas de 7 dias, alguna de esas personas con las que me crucé hoy escribirán.